EL SINDROME DE CHINA

A diferencia de la película del mismo título, que a finales de los años 70 del siglo pasado, despertó la conciencia sobre las consecuencias de un accidente nuclear imparable, -realizada siete años antes de que, Chernóbil, demostrara que la realidad puede ser casi tan peligrosa como la mayor catástrofe imaginable-. el síndrome de China de nuestros tiempos está ligado al dinamismo comercial y la potencia industrial y tecnológica del gigante asiático, que no sólo marca nuestro presente. Todo indica que también lo hará con nuestro futuro. No sólo en sectores como la automoción, donde sus coches eléctricos son rivales extremadamente competitivos frente a los de los fabricantes de Estados Unidos y Europa, sino también en la inteligencia artificial.
Algunas voces alertan sobre los desconocidos proyectos de China, que sorprenden día a día. Si hace unas semanas la irrupción de un gran modelo de la compañía DeepSeek, que hizo temblar los cimientos de los mercados bursátiles al demostrar que no eran necesarias inversiones multimillonarias para disponer de modelos de IA competitivos, la evidencias apuntan a que era sólo la punta del iceberg. Tenemos pistas de que algunas de las novedades que lleguen del país asiático son susceptibles de dar nuevas sacudidas.
El gigante tecnológico chino Baidu, considerado el “google” de aquel país acaba de lanzar al mercado dos modelos de IA multimodal a precios muy agresivos: ERNIE 4.5, una actualización significativa de su modelo básico, y un nuevo modelo con capacidad de pensamiento profundo llamado Ernie X1. El primero de ellos supera a GPT-4o de OpenAI en múltiples puntos de referencia, pero sólo cuesta un 1% de su precio. Si se compara con el modelo R1 de DeepSeek, lo iguala en capacidades, pero cuesta la mitad. Todo eso explica por qué a OpenAI y a Google les preocupa China. Ambas compañías han respondido a la Casa Blanca una petición de información para elaborar un plan de IA de Estados Unidos. En el documento que ha enviado Google, de doce páginas, hay dos menciones a China para señalar que, en el último año, el número de patentes estadounidenses concedidas por China creció más de un 30%, más que en cualquier otro país. El documento de 15 páginas de OpenAI revela una mayor obsesión.
La compañía que lidera Sam Altman menciona China tres veces, la República Popular de China 19 veces, el Partido Comunista Chino 12 veces y DeepSeek ocho veces. Es una alerta a la Administración Trump sobre las empresas chinas entre las que destaca, “como Estado autoritario, su capacidad para reunir rápidamente recursos -datos, energía, talento técnico y las enormes sumas necesarias- para construir su propia capacidad nacional de desarrollo de chips”. Según OpenAI, China coaccionará “a los países que necesitan herramientas de IA y fondos de infraestructura de construcción nacional ampliará la adopción de sistemas de IA” como DeepSeek. Previene también OpenAI contra “el arbitraje regulatorio” que han creado algunos estados norteamericanos, que “buscan aprobar sus propias leyes” de IA -781 proyectos de ley-, que para más inri siguen el restrictivo modelo de la Unión Europea. “Estas leyes –remarca el informe- son más fáciles de aplicar a las empresas nacionales de IA que a las empresas con sede en China y podrían imponer requisitos de cumplimiento onerosos que pueden obstaculizar nuestra competitividad económica y socavar nuestra seguridad nacional”. Con esta frase, el Gobierno federal tendrá de sobras si se propone tomar medidas. Que las tomará. Una pista: además de una regulación laxa, todas piden poder gastar mucha energía y agua.
Lo mejor de todo el informe es que la misma empresa de IA que ha sido denunciada por creadores, como escritores, pintores, ilustradores, músicos y periodistas por utilizar sus creaciones protegidas con derechos de autor para entrenar a sus modelos quiere ahora que se la proteja de la copia de empresas chinas porque, en este caso, sí que reclama que se respete la autoría. En la última semana hemos pasado del artículo que Sam Altman publicó en su blog, en el que auguraba un período de prosperidad sin igual para la humanidad gracias a la IA, a otro artículo de OpenAI sobre seguridad en el que se afirma que la inteligencia artificial podría suponer “dolorosos retrocesos para la humanidad” y una “pérdida irrecuperable de prosperidad humana”. Veremos.  Francesc Bracero, en la vanguardia

7.291, UN DOCUMENTAL INDEPENDIENTE


El director Juanjo Castro ideó, filmó y editó él mismo en sus tiempos libres el largometraje sobre las muertes de mayores en las residencias de Madrid durante la pandemia con el único objetivo de hacer el tema más “asequible” al público

La única pretensión que tuvo Juanjo Castro cuando producía, dirigía y montaba su documental 7.291, que se emitió ayer noche en La 2, en el Canal 24 Horas y en streaming a través de RTVE Play, era hacer “asequible” para todo el público un tema que tiene “muchísimas aristas”: el de las muertes de mayores en las residencias de la Comunidad de Madrid durante la primavera de 2020 sin recibir atención hospitalaria. 

Cuatro meses después de su estreno oficial, el largometraje que Castro creó por iniciativa propia en los huecos que le dejaban otros trabajos se ha convertido en una piedra en el zapato del Partido Popular en Madrid, y en especial en el de la presidenta de la comunidad, Isabel Díaz Ayuso, que ha reclamado que a la par de la retransmisión de esta noche se emita un video con su versión de los hechos; a pesar de que durante el rodaje el propio director envió un correo a su gabinete de prensa para invitarla a dar su testimonio, que nunca recibió repuesta. La mano de Castro fue la única involucrada en la creación de 7.291, desde la realización de las entrevistas hasta el montaje y la edición, con la sola excepción de la música. “Me siento orgulloso del documental. Te gustará o no, pero te está contando una historia, y es una historia con datos”, aseguraba el director a EL PAÍS en una entrevista previa al estreno. El principal material que empleó Castro para realizar el documental fueron las cerca de 50 horas de grabaciones en streaming de las sesiones, ocurridas entre 2020 y 2021, en la Comisión de Investigación de la Asamblea de Madrid sobre las muertes de mayores en las residencias. “En esas 50 horas sobre todo hay temas técnicos [...] y hubo mucha gente ahí [que declaró], pero se da una información importante y crucial”, comentaba el director, que eligió contar la historia a través de datos más que de opiniones para ser lo más objetivo posible.

Después de visualizar todo el material, como había ciertos temas “muy puntuales” que “no quedaban claros del todo”, decidió contactar él mismo y luego entrevistar a Alberto Reyero, ex consejero de Políticas Sociales de la Comunidad de Madrid en 2020 y cuyo libro sobre las residencias inspiró a Castro a ahondar en el tema y a realizar el documental, y a dos periodistas que siguieron de cerca la información local durante esa época de la pandemia. Ahí fue cuando Castro envió la invitación a participar a Ayuso, que no respondió. Según el director, decidió que no hubiera entrevistas directas a los familiares, más allá de sus declaraciones en las comisiones de investigación, para que nadie pudiera decir que “había manipulado” o llevado el tema “hacia algún lado”. Para él, aseguraba a este diario, no hay mayor objetividad que la de un familiar que se somete a dar una declaración “bajo juramento” en la Asamblea de Madrid. “Ellos [los familiares] están pasando un momento de un dolor muy grande y yo no quería un documental amarillista ni tendencioso, sino que lo traté con muchísimo respeto”, argumentaba.

Según el director, nadie más allá de los tres entrevistados sabían que él estaba realizando 7.291, ni siquiera las asociaciones de familiares de las víctimas de los llamados “protocolos de la vergüenza”. En junio de 2024 fueron estos precisamente a quienes Castro primero invitó para que visualizaran el producto final. A partir de ese momento fueron los propios familiares quienes lo ayudaron a promover el documental a través de las redes sociales, sobre todo en X, ya que hasta el momento no tiene una distribuidora que lo ampare. El director consiguió que Cines Verdi hiciera el estreno oficial, que tuvo lugar el 13 de noviembre en una sala llena, “gracias al boca a boca de los propios familiares”.

El documental, según la primera idea del creador, tendría una duración de 70 minutos o, “como muchísimo” 80, pero fue tal el volumen de información que el montaje final quedó en dos horas y tres minutos. “De hecho, tengo una versión de cuatro capítulos de 55 minutos [cada uno]”, señaló Castro, que en aquel momento contaba que familiares de mayores fallecidos en residencias durante la pandemia en otras comunidades le habían pedido verlo también, a los que él solo pudo ofrecer ver el material “cuando lo colgara en internet”.

El documental ya se ha proyectado en salas de Barcelona, Gijón, Soria, Sevilla y Logroño, cuenta hoy Juanjo Castro a EL PAÍS. “Es una sorpresa continua y, digamos, una sorpresa positiva porque, al ser un documental independiente, el que se haya presentado en distintas ciudades ya es un éxito”, afirma. Este jueves, 7.291 se emitirá en televisión nacional, aderezado por un debate previo que comenzará a las 23.10 en La 2, en Canal 24 Horas y en RTVE Play, con la participación de figuras políticas con distintos posicionamientos, al que Ayuso también fue invitada.


El documental completo lo podéis ver en RTVE Play.. AQUÍ.

ACCEPTAR EL PASSAT

Als periodistes també ens toca portar a les primeres pàgines de les seccions les històries fotudes. Històries electroshock. Observeu la fotografia que acompanya aquest article. A la imatge no hi apareix ningú del Banc d'Espanya. D'això hi ha unes pàgines (o pantalles) més endavant. Aquest Banc ens acaba de servir un bon plat d'aquest optimisme que agrada als mercats i al Govern: el PIB creixerà un 2,7% aquest any. Al·leluia. 

Aquestes dècimes de més sobre el que preveuen els analistes de la macroeconomia, que és justament el contrari de l'economia domèstica, és clar que no arriben a tothom. Per descomptat, no arriben a aquells ciutadans que es veuen en la necessitat de menjar de les sobres, literalment, a punt de fer-se malbé o podrir-se. A molts barris de Barcelona –aquí parlem de l'Eixample–, quan toquen les 21.03 hores, ni un minut més ni un menys, de sobtat grups de gent desesperada s'arremolinen al voltant dels contenidors que alguns supermercats deixen davant de les portes de l'establiment. Qualsevol pot retratar aquest moment perquè no s'amaguen, seria impossible, i el resultat llança aquesta foto de tint crepuscular: no és nit tancada (a penes no es veuria res), ni és de dia (perquè avergonyiria). A les 21.03 hores, cada dia, en un carrer proper al centre de Barcelona, ​​com en tantes altres, hi ha dones i homes amb la gana dels pobres. Arribada l'hora, buiden els contenidors i es reparteixen en silenci allò que és a dins. No hi ha baralles i potser més civilitat que enlloc on es produeixen cues. Tres minuts després, desapareixen amb sigil arrossegant els carrets. 

En el cas de la imatge de La Vanguardia, són dues dones i tres homes. Aquesta circumstància, allò de la fam de pobre, no és deduïble pel seu aspecte. Però ja m'explicarà el lector què has de tenir si no molta gana per anar a furgar en un contenidor les restes que altres amb més sort ens podem permetre rebutjar perquè l'endemà es posaran lletjos o es podriran. 

Es tracta d'excedents mal gestionats pel súper, sobres de fruita, verdura o restes de preparats que escapen del canal de donació reglada que porta, per exemple, al Banc dels Aliments. Per què passa això no té cap explicació sanitària ni ambiental. Ni tan sols humanitària, perquè afavoreix una mena d'indigència que confirma que la xarxa assistencial falla. Pensarem que són deixalles que al final acaben a l'estómac d'algú, però convindrem que aquesta no és la manera. 

Susana Quadrado a la vanguardia.

LA MORT NO ES POT CANCEL·LAR

Advertiment al lector: aquest article no és una crítica al FC Barcelona ni al president Joan Laporta. I confio que no faltarà al respecte a la família i la memòria del doctor Miñarro, la mort sobtada del qual va originar la cancel·lació del partit contra l’Osasuna dissabte, minuts abans de començar, escriu Joaquin Luna a la vanguardia.
La mort, ai, no admet cancel·lacions, ens posem com ens posem. Es poden cancel·lar –i de fet està de moda– moltes coses de la vida tret del seu final. Vaig sortir hipnotitzat del cinema dissabte per “la veritat plena” de Tardes de soledad, d’Albert Serra. Reduir-la a un plebiscit, toros sí o toros no, seria simplista. Va més enllà, i entre les fondàries destaca el concepte de compromís d’un home amb una professió arriscada. Un es pot casar amb una banquera de Luxemburg o es pot casar amb la seva feina. Tot menys morir per sota de les seves ­possibilitats.
Una estona després, arribava a l’Estadi de Montjuïc. No hi hauria partit. Tots vam acceptar la cancel·lació i fora. Tot i això, anacrònic que és un, potser insensible, discrepo de l’opinió majoritària i del fet que la mort cancel·li la vida. Això és donar-li triomfs a la parca. Parar-ho tot, demà entrenament amb un minut de silenci i a guanyar el Benfica,  i no es tracta de ser mal pensat, pero aquest aplaçament del partido enfront l'Osasuna li ha anat molt bé al Barça.
Em poso en la pell de la família del doctor Miñarro. Alleuja el terrible buit de la destralada, que no es disputés el partit? A mi no em consolaria. Els jugadors? Igual que toca continuar treballant quan acabes de perdre un partit, toca sobreposar-se i seguir. Seguir, seguir i seguir. Soc, insisteixo, bèstia d’altres temps. Crec en el show must go on i només deixaria de fer-ho si, deixant d’actuar, la mort fos reversible. Per això, no comparteixo la interrupció dels partits quan un espectador pateix un contratemps. Té alguna cosa de sobreactuació.
M’impressionen i donen força els exemples d’aquells artistes que s’empassen les penes i surten a l’escenari. L’actriu Mary Santpere, per exemple. Entre funció i funció a Barcelona cap al 1964 va rebre la notícia de la mort de la seva mare. Va continuar amb l’obra, i això que era còmica. Que malament que portem la mort!

LA ILUSTRACIÓN OSCURA

La ‘Ilustración oscura’: la secta filosófica ultracapitalista tras la extrema derecha. Si a finales del XVIII se alzó una Reacción que buscaba restaurar el absolutismo en Europa, ahora surge en EEUU la Neorreacción, que pretende convertir las democracias liberales en dictaduras lideradas por consejeros delegados. Es la constatación de que la democracia es el último obstáculo al capitalismo.

“Ya no creo que la libertad y la democracia sean compatibles”. Estas palabras fueron escritas en 2009 por Peter Thiel, un magnate con una fortuna personal de 17.000 millones de dólares, fundador de Pay Pal y accionista de Facebook. Las escribió en su manifiesto titulado ‘La educación de un libertario’, que hoy se ha convertido en la piedra angular de una corriente filosófica denominada ‘Ilustración oscura’ (Dark Enlightment, en inglés), también conocida como “la neorreacción” (o por la abreviatura NRx). Esta doctrina está en la raíz de la nueva era a la que ya vivimos: la de la batalla final del capitalismo contra las democracias liberales. Hoy, miembros de ese ejército de “libertarios de derechas” adoctrinados en las ideas de la 'Ilustración Oscura' ocupan puestos destacados en los Gobiernos de Estados Unidos, de varios países de Europa y de Latinoamérica.

El término ‘Ilustración oscura’, el reverso del movimiento ilustrado conocido como ‘El Siglo de las Luces’, fue acuñado en 2012 en un ensayo homónimo por el filósofo inglés Nick Land, quien cita precisamente la frase de Thiel sobre la incompatibilidad de la democracia y la libertad. Pero en su texto de 2009, el magnate Thiel dice algo más que –visto desde la perspectiva actual– no sorprende ya a casi nadie: “Desde 1920, el enorme aumento de los beneficiarios de la asistencia social y la extensión del derecho de voto a las mujeres –dos grupos notoriamente duros para los libertarios– han convertido la noción de ‘democracia capitalista’ en un oxímoron”.

El enemigo de los libertarios [de derechas] queda bien delimitado: mujeres, perceptores de ayudas sociales y democracia. La pátina de profundidad a estas consignas retrógradas tan esquemáticas lo aporta Nick Land. Este filósofo cultiva una aura de autor maldito, provocativo; en el puro cliché del ‘pensamiento continental’, que es la manera en que desde el mundo anglosajón se percibe a la filosofía francesa y alemana del siglo XX. Una pose intelectual atractiva por irracional, literaria y estetizante, a ojos las corrientes analíticas (asociadas tradicionalmente al pensamiento estadounidense y británico). 

Las obras de Land buscan dialogar con Deleuze, Bataille y Foucault, entre otros. Al calor de los primeros módems domésticos, con la llegada de Internet, Land cofundó en 1995 en la Universidad de Warwick la CCRU, Cybernetic Culture Research Unit (un colectivo en el que estaban también Sadie Plant –teórica del ciberfeminismo que supo distanciarse a tiempo de Land– y Mark Fisher, el gran teórico de la resignación popular ante el capitalismo y que también se distanció de Land). La CCRU chapoteaba en el cyberpunk, el esoterismo, el terror gótico, el tecno y la cultura rave.

Allí se gestó también una escuela filosófica peculiar: el aceleracionsimo. Su tesis principal ayuda a entender el fenómeno de la Ilustración Oscura. Los aceleracionistas, y Nick Land lo es, sostienen que la tecnología y las dinámicas del capitalismo deben acelerarse e intensificarse masivamente, sin cortapisas. Existe un aceleracionismo de izquierdas, que proclama que así se llegará antes a una sociedad poscapitalista. Y existe un aceleracionismo de derechas, que cree en lo de siempre: nada debe obstaculizar la voluntad del capital.  

El 'yarvinismo' - Como ven, hay muchos ismos en esta historia (y eso que creíamos que los ismos estaban superados). Entre los analistas políticos de Estados Unidos el nuevo adjetivo de moda es el de ‘yarvinista’. JD Vance, el vicepresidente de Estados Unidos, es un yarvinista. El yarvinismo hace furor entre los staffers más jóvenes de la Casa Blanca. El palabro alude al otro gran activo dentro de la Ilustración Oscura: Curtis Yarvin. Se trata de un ingeniero informático de 51 años, reconvertido en gurú antisistema y bloguero bajo el pseudónimo Mencius Moldbug, quien también es citado asiduamente por Land. Yarvin luce melena, chaqueta de cuero y su argumentación es un cherry picking mesmerizante: cita solo ciertos datos de la historia para defender postulados profundamente antidemocráticos. El ‘yarvinismo’ se resume rápido: si contra la Ilustración que surgió en el siglo XVIII se levantó luego una Reacción que buscaba restaurar la monarquía absoluta en Europa, ahora surge la Neorreacción, que pretende convertir las democracias liberales en dictaduras lideradas por consejeros delegados. Él lo llama “neocameralismo”, haciéndose eco del cameralismo prusiano. Yarvin aboga por que los países pasen a ser propiedad de empresas que, a su vez, contarían con accionistas. Es la constatación de que la democracia es el último obstáculo al capitalismo. 

En enero, en una inquietante entrevista en el New York Times, Yarvin intentó camuflar su pensamiento justificando que también George Washington, Abraham Lincoln y Franklin Delano Roosvelt fueron “básicamente consejeros delegados nacionales que dirigían el Gobierno como una empresa de arriba abajo”. Yarvin señala que hoy sería imposible construir los ordenadores de Apple en California, y lo dice mirando con nostalgia a Singapur o China, modelos de países con un capitalismo autoritario. En el caso de China, además, ganando por la mano a EEUU la carrera por la Inteligencia Artificial. 

El mito de que el mejor presidente es un empresario que sepa gestionar es un viejo adagio neoliberal. Es así como solía venderse Berlusconi en las campañas electorales de los años noventa. Pero la motivación profunda de la Neorreacción va más allá de magnates gobernando países. Para entenderlo debemos volver a Nick Land.

En su ensayo ‘La Ilustración Oscura’, afirma que ganar elecciones es casi siempre “una cuestión de compra de votos”. Para Land la democracia implica corrupción. También dice que las instituciones educativas y los medios de comunicación –quédense con esta dupla– “no son más resistentes al soborno que el electorado”. Land señala igualmente que la izquierda “aplaude” ese soborno, mientras que lo que él llama “la derecha del establishment” (la derechita cobarde, para entendernos) lo acepta malhumorada. Solo los libertarios de derechas habrían intentado, según él, combatir la democracia, pero lo habrían hecho hasta entonces (en 2012) de manera ineficaz, por empeñarse en intentar hacer oír su voz. 

“Es una inevitabilidad estructural que la voz libertaria se ahogue en la democracia”, escribe, y añade que esto sucede porque en realidad intentar hacerse oír es un comportamiento democrático (luego es parte del problema). Cabe anotar aquí que un “parlamento” no es otra cosa que el lugar donde se “parla”, se habla. Frente a esto, los libertarios de derechas habrían entendido por fin la inutilidad de hacer oír su voz: “A los libertarios ha dejado de importarles si alguien les ‘presta atención’; han estado buscando algo totalmente distinto: una salida”, escribe Land. 

‘Salir’ de la política- Los libertarios de derechas quieren salirse de la política, es decir, romper las frágiles reglas del juego que imponen las democracias liberales. Por supuesto, cuando Peter Thiel dice que cree que la libertad y la democracia ya no son compatibles, emplea la palabra “libertad” con el significado que desde hace décadas han empleado los neoconservadores: “Libertad de mercado”. Es la manera en que la emplean Javier Milei, Isabel Díaz Ayuso o cualquier defensor de la ley del más fuerte.

Las multas de la Unión Europa a las grandes tecnológicas estadounidenses, las regulaciones ambientales o laborales de las Agencias Federales estadounidenses, los sistemas tributarios para la redistribución de la riqueza o los controles de las autoridades de competencia o de los Bancos Centrales son vistos por los grandes magnates globales, y por los políticos a su servicio, como un corsé insoportable que coarta “su libertad”. Ese anarco-capitalismo es el que explica el auge de las criptomonedas, que escapan al control de los Estados-Nación. El sueño del Banquero anarquista de Fernando Pessoa se está haciendo realidad.

Así, la Neorreacción no quiere batallas dialécticas, quiere pura disrupción más allá (fuera) de la política. En palabras de Land: “Si votar como autoexpresión masiva de los pueblos políticamente empoderados es una pesadilla que envuelve al mundo, aumentar el alboroto no ayuda. Incluso más que ‘Igualdad frente a Libertad’, la alternativa en alza es ‘Voz frente a Salida’, y los libertarios están optando por la huida sin voz”.  Leído 13 años después, es evidente que los libertarios de derechas optaron por hacerse oír, y que su mensaje ha ido escalando hasta instalarse en los principales centros de poder político y económico. En la esfera puramente empresarial, lo poco que había que demoler en el seno de las compañías eran las medidas corporativas de Diversidad, Equidad e Inclusión (empresas como McDonald's, Ford, Boeing, Walmart, Amazon o Meta ya han anunciado que renuncian a esos mecanismos para garantizar la igualdad de oportunidades). El feminismo, los derechos LGTBIQ+ y el ecologismo son vistos como obstáculos para el dinero. Obstáculos que deben ser removidos.

En la esfera económica, el objetivo es acabar con las pocas estructuras de gobernanza global que existen, y puentear (salirse) del Sistema Monetario Internacional por la vía de la exacerbación del mercado de criptoactivos. En la esfera política es mucho todavía lo que queda por demoler, y los libertarios de derechas se disponen a hacerlo desde dentro, una vez que han llegado a las instituciones democráticas a través de las urnas, o por nombramiento.

Retrato de Curtis Yarvin tomado en el jardín de la catedral de San Pablo 

Acabar con el Estado - Un hito decisivo en ese camino pasó bastante desapercibido en 2024. En junio de ese año, el Tribunal Supremo de Estados Unidos, escorado a la derecha por designación de Donald Trump en su anterior mandato, decidió tumbar la llamada “Deferencia Chevron”, una doctrina judicial que daba poder a las Agencias Federales para establecer regulaciones ambientales, laborales y sanitarias. La inspiración de esta medida no es otra que el mito fundacional de la derecha estadounidense: el redneck ácrata, el hillbilly romántico de origen europeo que vive en el campo, en su propiedad (privada) al margen de la ley que viene desde lejos (desde la ciudad, desde Washington).

El Estado (democrático) es el enemigo a batir. Y la representación más gráfica del Estado como problema es la burocracia. Es un mantra tópico de la ultraderecha el arremeter contra la burocracia “de Washington” o contra “los burócratas de Bruselas” (¿les suena?). En 2021, el bloguero de ultraderecha Jack Murphy planteó a JD Vance (hoy vicepresidente de Estados Unidos) la siguiente cuestión: Dado que “votar es ineficaz” (sic), qué hacer para solucionar el hecho de que “las instituciones de EEUU estén corrompidas y podridas hasta la médula”.

La respuesta de JD Vance comenzó así: “Hay un tipo, Curtis Yarvin, que ha escrito sobre algunas de estas cosas…”. Vance pasa luego a relatar lo necesaria que es una limpieza de funcionarios, al estilo de los despidos masivos que luego practicará Elon Musk en Twitter después de comprar la compañía. Es precisamente un eco de aquellos despidos masivos lo que ha perseguido Trump a la hora de nombrar a Musk como jefe del “Departamento de Eficiencia del Gobierno”. Un consejero delegado gobernando autoritariamente: el sueño húmedo de Curtis Yarvin.

La otra gran estructura política que buscan derribar es la de las instituciones de gobernanza global (abandonar la OMS fue una de las primeras medidas adoptadas por Trump). Es lo que la ultraderecha denomina la amenaza “del globalismo” (también les sonará la muletilla). La gobernanza global molesta al capitalismo porque supone otra capa, aunque débil, de regulación.  

Tanto Land como Yarvin abogan por demoler lo que llaman ‘la Catedral’. Básicamente se refieren con este concepto a la “élite intelectual y mediática” que, según ellos, ha impuesto el dogma progresista, controlando el discurso y suprimiendo las opiniones disidentes. La suya es la versión intelectualizada del acoso y derribo que ha emprendido la Administración Trump y sus terminales afines contra ciertos medios de comunicación y contra las universidades. Trump se refiere al New York Times o a la CNN como “legacy media”, los medios heredados: algo obsoleto que debe ser reemplazado. 

Esos medios, junto a la academia (los científicos y los universitarios) serían los responsables de haber asentado “el dogma” de la democracia que, recordemos, es sinónimo de corrupción. Frente a la corrupta democracia, una dictadura de tecnoligarcas –que son honestos e intachables, nótese la ironía– es, para Land, Yarvin y compañía, una opción preferible. Esos nuevos señores feudales jugarían una papel determinante en una nueva Edad Imperial en la que Europa es solo un estorbo frente a la dialéctica de machos alfa –Putin, Xi Jinping, Narendra Modi– entre los que Trump se siente reconocido.

Al hilo del tecnofeudalismo y sus señores, en diciembre pasado Bryan Gardiner lanzaba al aire en la MIT Technology Review una pregunta retórica que es la pregunta: “¿Qué podemos hacer con un grupo de hombres aparentemente incapaces de reflexionar seriamente sobre sí mismos, hombres que creen inequívocamente en su propia grandeza y que se sienten cómodos tomando decisiones en nombre de cientos de millones de personas que no los han elegido y que no comparten necesariamente sus valores?. Y cita Gardiner a la exeurodiputada Marietje Schaake, investigadora del Centro de Ciberpolítica de la Universidad de Stanford y autora de The Tech Coup, una obra imprescindible para entender dónde estamos: “En muchos sentidos, Silicon Valley se ha convertido en la antítesis de lo que sus primeros pioneros pretendían ser: de menospreciar al gobierno a asumir literalmente funciones equivalentes; de alabar la libertad de expresión a convertirse en controladores y reguladores de la expresión; y de criticar las extralimitaciones y abusos del gobierno a acelerarlos mediante herramientas de espionaje y algoritmos opacos”.

Cada vez más jóvenes occidentales se dejan seducir por opciones totalitarias, y el reto para las democracias liberales y sus ciudadanos es colosal, porque parece irreversible la infiltración de las corporaciones tecnológicas en las estructuras profundas de los Estados, camuflada como una inocente “colaboración público-privada” (también les sonará esta cantinela). Los Estados democráticos aceptaron encantados el regalo gratis de las herramientas y las capacidades tecnológicas ofrecidas por esas corporaciones. Fue un caballo de Troya. Una vez franqueados los muros de nuestras democracias, los guerreros aqueos, abrigados por la oscuridad, han empezado a descender.  Toño Fraguas en el diario.es

MEMEX 451

Vannevar Bush, el 1945, descrivia una mena d'escriptori equipat amb pantalles, microfilms i mecanismes de control que permetrien navegar per la informació mitjançant enllaços associatius, en lloc del sistema jeràrquic dels arxius tradicionals. El va anomenar Memex. Bush, enginyer i científic nord-americà, va ser el director de l'OSRD durant la Segona Guerra Mundial, l'organisme encarregat de supervisar el projecte Manhattan. El 1994, el president Roosevelt li va escriure una carta sol·licitant-li recomanacions sobre com aplicar en temps de pau els avenços científics de la guerra. La resposta va ser l'informe Ciència, la frontera sense fi, on advocava per crear una agència nacional dedicada a finançar la recerca científica bàsica. EUA va crear la National Science Foundation (NSF). Josep Maria Ganyet.
Sense la NSF, no s'entén la revolució científica i tecnològica del segle XX. El seu treball ha estat fonamental en el desenvolupament dels superordinadors, de la investigació en climatologia, bioinformàtica i física de partícules, en IA i aprenentatge automàtic, en robòtica, i en el desenvolupament d'internet als seixanta. I d'internet a la world wide web dels noranta. La tecnologia no sols connectava ordinadors, sinó que connectava informació amb enllaços, informació accessible a tothom. Internet va passar de ser una eina acadèmica i militar a fenomen social i comercial. Informació interconnectada, associativa ia l'abast de qualsevol: el Memex de Bush.
Després de la bombolla de les puntcom, el 2000, va sorgir una idea de web més oberta, menys privativa i sobretot participativa. Va arribar la Web 2.0, amb projectes com la Viquipèdia, els blocs o l'Internet Archive, una mena de biblioteca d'Alexandria que conserva tot el que hi ha a la web. La web es feia social; ja no connectava només continguts, sinó que ara connectava persones. El 2010 va sorgir la millor tecnologia mai creada per connectar persones i organitzar-se: les xarxes socials. Twitter i Facebook van canalitzar grans moviments socials: les primaveres àrabs, el 15M o el #MeToo.
Però, ai, es va imposar la visió turbocapitalista, o el que és el mateix, en vam cedir la gestió a les màquines. Les grans tecnològiques van confiar als algorismes d'IA la tasca de maximitzar el temps que hi passem sense importar-ne el preu, ni individual, ni social. Els algoritmes van començar a modelar què vèiem, què llegíem i amb qui interactuàvem. La IA va descobrir patrons invisibles als ulls i, sense adonar-nos-en, va redefinir la realitat. 

Cap al relat únic - Quan els fets es converteixen en un obstacle, la solució del tirà no és ajustar-s'hi, sinó destruir la credibilitat de qui els valida.

Segons el pope de la IA Stuart Russell, “intel·ligència és la capacitat d'un agent per acostar-se als seus objectius mitjançant les seves accions, tenint en compte el seu entorn”. Si aquest entorn que percebem està filtrat, distorsionat o modelat per algorismes que prioritzen el benefici per sobre de la veritat, les decisions que se'n derivin seran per força errònies. Si qui pren decisions sobre la base d'aquesta realitat és Elon Musk, Donald Trump o el president de Corea del Sud, la cosa es complica. The Guardian va identificar els tuits conspiranoics sobre la situació a Gran Bretanya que van empènyer Musk a impulsar una campanya racista i guerracivilista (una altra). El president de Corea del Sud, Yoon Suk Yeol, va declarar la llei marcial influenciat per les teories conspiranoiques difoses a YouTube, xarxa a la qual és addicte. Alguns experts parlen de la primera insurrecció instigada per algorismes. Aquesta visió de túnel no admet matisos. Quan el relat ha de ser únic i incontestat, qualsevol dada discordant es converteix en una amenaça. Ho demostren les nombroses disputes de Trump contra mitjans d'informació com la CNN, New York Times o The Washington Post. No es tracta només de desacreditar els missatges, sinó de castigar el missatger perquè, en el futur, s'autocensuri.
Un altre exemple és la crida d'Elon Musk a boicotejar Wikipedia simplement perquè es nega a citar-lo com a fundador de Tesla. Musk vol que la història s'escrigui a la seva manera, però Wikipedia, basada en la verificació col·lectiva, no admet verificacions al servei de l'ego: Musk no va fundar Tesla, va entrar com a inversor posteriorment. Atacar qualsevol font dinformació independent és de P3 de totalitarisme.
La víctima següent és l'acadèmia. L'acadèmia és un contrapoder essencial per a una bona qualitat democràtica. Estableix mecanismes objectius per contrastar la realitat i evitar que el discurs es construeixi sobre fal·làcies o manipulacions. La ciència, la història o la filosofia són percebudes com una amenaça quan no es poden controlar. 
Trump segueix el manual amb detall: atacs ad hominem –que Musk s'encarrega de publicitar i ampliar X–, desinversions que afecten la comunitat científica i desprestigi de l'ensenyament superior. Un exemple és la reducció de fons destinats a la investigació científica, especialment en àrees com el canvi climàtic i la salut pública. I entre els premiats hi ha la NSF, a la qual s'ha paralitzat la revisió de propostes de subvenció de la investigació. Milers d'investigadors veuen compromesa la continuïtat dels projectes i la capacitat de produir coneixement científic rellevant per a la societat. També de difondre'ls: mentre llegiu aquestes línies, l'administració Trump està suprimint webs de salut i clima amb dades públiques de què depèn la investigació científica.
És paradoxal que aquella materialització del Memex de Bush –a WWW primer i en la seva posterior evolució en web social– sigui el col·laborador necessari que ha fet possible aquesta onada de macarthisme científic. També és cert que la comunitat científica està utilitzant la mateixa tecnologia per preservar-ho: Archive.org i la revista Wired.com estan salvaguardant la informació científica, també mentre llegiu aquestes línies. 
I sí, si aquest escenari els recorda l'escena final de la novel·la distòpica Farenheit451, on ciutadans anònims s'aprenien de memòria els llibres prohibits, és perquè hi som.

ELS ORIGENS DEL TOTALITARISME

"Pedro Ruy Blas, compromès amb les tendències artístiques del seu temps a través de diverses generacions que el consideren un dels grans innovadors de la nostra història musical recent, des de la seva participació sent tan sols un noi al llegendari grup “Los Canarios” com a cantant de Rhythm and Blues;la seva aparició fulgurant com a solista amb la inoblidable cançó “Als que va ferir l'amor”; la creació i fundació del mític grup Dolores, fructífera llavor d'una imparable i inusitada fusió entre el Flamenc i el Jazz juntament amb Paco de Lucía; el seu periple com a cantant i actor a l'inici de l'època daurada del Teatre Musical a Espanya, protagonitzant obres com “Jesucrist Superstar”, “Els Miserables”, “La Bella Helena”, “La Maja de Goya” o “Cats” entre altres. 
Creixent dia a dia com el cantant de Jazz que ja als seus començaments prometia lluitar per arribar a ser. Destinació aconseguida amb escreix des de fa anys en els seus discos i concerts en què l'autèntic Jazz Vocal mai no perd el veritable nexe d'unió amb el Blues, situant-lo per dret a l'avantguarda del nostre Jazz".

La informació sobre Ruy Blas no hauria hagut d'aparèixer en aquest bloc, si no fos per que aquesta nit en un dels meus estranys somnis ha aparegut ell, amb una imatge igual o gairebé a la de la foto. Al somni, Ruy Blas apareixia a la cuina de la meva àvia, on esmorzàvem tots dos, i m'explicava que havia vingut per cantar gospel a l'Església de la Creu Alta. Com que no podia desplaçar-se (perquè segons ell estava dins d'un somni), cantava amb el seu grup a través del telèfon mòbil... Passaven més coses en aquest somni, però el que m'interessa ressaltar és que ni recordava si aquest home existia, ni que cantava, ni tenia idea de la seva imatge actual. No recordo cap visualització de cap noticia última en que parlessin d'ell, i afegiria que no és l'ùnic cas, he somiat últimament amb més gent extranya, desconeguda u oblidada pero existent. El món oníric és molt complicat, però també fascinant e indesxifrable.

Cercant per Youtube he trobat aquesta curiosa versió de 'Aguas de Março', de Ruy Blas i la meva admirada Laura Simó. Gaudiu-los.

EL INTELECTUAL COMO FRAUDE

El 24 de gener de 2016, va morir el matemàtic nord-americà Marvin Minsky, per a mi i suposo que per a molts de vosaltres, un perfecte desconegut. El 1956, aquest investigador, expert en ciències de la computació, va encunyar el terme "intel·ligència artificial". Minsky serà recordat com un dels més grans impulsors del desenvolupament tecnològic del segle XX. El 1959, va fundar juntament amb l'expert en ciències cognitives John McCarthy el Laboratori d'Intel·ligència artificial i Ciències de la computació de l'Institut Tecnològic de Massachusetts, que, en l'actualitat, és una de les institucions de referència a tot el món en biologia computacional, robòtica, teoria de la computació i sistemes d'aprenentatge.

Minsky considerava el cervell com una màquina les funcions podien ser estudiades i emulades per un ordinador. De fet, el 1956, durant una cèlebre conferència impartida a la Universitat Dartmouth, a Hannover (Nou Hampshire), va presentar el terme intel·ligència artificial (IA), que es faria mundialment conegut.
Amb els anys, Minsky es convertiria en un dels màxims defensors del transhumanisme, un moviment filosòfic i intel·lectual que considera que és necessari utilitzar la tecnologia per potenciar les nostres capacitats, evitar el sofriment i la vellesa i, en última instància, aconseguir la immortalitat.

El 1957, Minsky va patentar un sistema de visualització confocal de mostres que suscitaria grans avenços en microscòpia òptica. En les següents dècades, va participar en el desenvolupament d'ARPAnet, la xarxa sobre la que més tard s'assentaria l'actual Internet, i va concebre la Teoria de la societat de la ment, que va plasmar en un lliurar homònim. Aquesta considera que els sistemes cognitius que han evolucionat de forma natural no són més que una societat constituïda per una gran quantitat de processos individuals senzills. Junts, donen origen a les habilitats que atribuïm a la ment.

Entre d'altres guardons, Minsky va rebre el Premi Turing, el 1969, per les seves decisives aportacions al camp de la IA, la Medalla Benjamin Franklin, el 2001, o el Premi Fundació BBVA Fronteres del Coneixement, en 2013. Aquestes són algunes de les seves reflexions:

"Quan els ordinadors prenguin el control, pot ser que no el recuperem. Sobreviurem segons el seu caprici. Amb sort, decidiran mantenir-nos com a mascotes". A la revista Life (novembre de 1970).

"La nostra cultura concep les emocions com quelcom més complex i fosc que l'intel·lecte (..). En realitat, crec que en l'actualitat sabem molt més sobre l'emoció que sobre la raó". En Música, ment i significat (1981).

"Les 'lleis del pensament' no només depenen de les propietats de les cèl·lules cerebrals, sinó de la manera en què estan connectades". A La societat de la ment (1987).

"Quin és el truc màgic que ens fa intel·ligents? El truc és que no hi ha truc. El poder de la intel·ligència emana de la nostra vasta diversitat, no d'un únic i perfecte principi". A La societat de la ment (1987).

"¿Heretaran els robots la Terra? Sí, però seran els nostres fills". A la revista Scientific American (octubre de 1994).

"Les màquines podran fer qualsevol cosa que facin les persones, perquè les persones no són més que màquines". A la revista Muy Interesante (octubre de 1996).

"Encara ens mostrem propensos cap a les doctrines, filosofies i creences, que s'estenen a través de civilitzacions senceres. És difícil imaginar una manera infal·lible de protegir-nos de semblants infeccions. El millor que podem fer és educar els nostres fills en el pensament crític i en els mètodes de verificació científica". A la Màquina de les emocions (2006).

"Algun dia serem capaços d'aconseguir la immortalitat. Farem còpies dels nostres cervells. Potser els creiem en un laboratori o que, simplement, descarreguem el seu contingut en un ordinador". A la revista XLSemanal (juny de 2014).

"Què som les persones sinó màquines molt evolucionades?". Durant el lliurament dels Premis Fundació BBVA Fronteres del Coneixement (juny de 2014).

"Fins a la data, no s'ha dissenyat un ordinador que sigui conscient del que està fent, però, la major part del temps, nosaltres tampoc ho som". Atribuïda. font: muyinteresante